Mientras la nueva generación de iPhones ha despachado más de un millón de unidades y los inversores esperan como agua de mayo los resultados trimestrales de la compañía, la salud de Steve Jobs se ha vuelto a convertir en la comidilla del sector.
Justo cuando el todopoderoso Bill Gates se jubilaba de Microsoft, las imágenes de un Steve Jobs, extremadamente delgado, han avivado los rumores sobre una posible recaída tras el raro caso de cáncer pacreático que sufrió en 2003. Por aquel entonces, el genio detrás del fabricante informático mantuvo oculta su enfermedad durante nueve meses para evitar un posible debacle en el valor de los activos de la compañía.
En aquella ocasión, la estrategia funcionó y un correo electrónico difundido entre los empleados de Apple el 1 de agosto de 2004 informaba que el capitán de Apple había sobrevivido a la operación y estaba respondiendo al tratamiento. Sin embargo, a día de hoy, después de la invasión de iPods, iPhones y la presencia hasta en la sopa de alguno de los productos de la compañía, muchos se preguntan si Jobs debería tener la obligación de dar a conocer su verdadero estado de salud. Es cierto que las imágenes publicadas últimamente del consejero delegado hablan por sí solas y aunque desde Apple hayan achacado esta extrema delgadez a un virus estomacal, los inversores no terminan de confiar en dicha información.Steve Jobs